Cada día es un regalo del Creador, dividido en tres partes: pasado, presente y futuro. El ayer es inmutable, no podemos cambiarlo. El hoy es un regalo de Dios, un momento presente para valorar. El mañana es incierto, un misterio que no conocemos. Por eso, la vida debe vivirse día a día, apreciando cada momento, caminando con fe, sabiendo que estamos acompañados por el Señor en este viaje llamado vida.
Entendemos que todos los días son regalos de Dios, pero siempre debemos separar un día especial para celebrar y agradecer, como los cumpleaños, aniversarios de bodas, aniversarios de negocios, entre otros. Como dijo el rey David: “Este es el día que hizo Jehová; nos alegraremos y gozaremos” (Sal. 118:24). También, el profeta Samuel habló de Eben-ezer, que significa “roca de socorro”, y expresó gratitud por la ayuda del Señor.
El agradecimiento a Dios es esencial para el creyente. Son innumerables las razones para estar agradecidos con Dios. El simple hecho de tener vida es motivo suficiente para rendir nuestros corazones en gratitud a nuestro Buen Dios, cuya fidelidad permanece para siempre. Agradecemos a Dios por su ayuda y protección, siguiendo el ejemplo del pueblo de Israel, que agradece al Señor por todos sus beneficios.
Aunque los beneficios de Dios son innumerables y muchas veces incomparables, aquí hay algunos ejemplos que inspiran gratitud: nos perdona de todo pecado (1 Juan 1:9), sana nuestras dolencias (Isaías 53:4-5), rescata nuestras vidas (Efesios 2:1-7), nos corona de favores y misericordias (Santiago 1:12; 1 Pedro 2:10), nos alimenta (Nehemías 9:2; Mateo 6:11), nos rejuvenece (Salmo 103:5) y nos hace justicia (Salmo 26:1).
En verdad, tenemos muchos motivos para estar agradecidos con Dios: vida, salud, trabajo, negocios, amigos, familia, profesión, etc. Como pueblo de Dios, separaremos un día especial, quizás el último domingo del mes de diciembre. En este día sinigual, estaremos juntos y en armonía (Salmo 133:1-3). Oraremos (1 Tesalonicenses 5:17), alabaremos (Salmo 150:6) y escucharemos su palabra (Salmo 119:105), porque Dios ha hecho, está haciendo y hará grandes cosas.
Por lo tanto, aquellos con un corazón agradecido adoran a Dios, ya que parte de nuestra adoración es el agradecimiento. La Biblia nos muestra continuamente la importancia de la acción de gracias a Dios, siendo también un mandato bíblico (1 Tesalonicenses 5:18): “Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. ¡GLORIA A DIOS!
Escrito por: Eder Ortega
Comenta sobre este post