La reciente muerte de Ana Estrada Ugarte y el caso de María Benito Orihuela han puesto de relieve el complejo y profundo debate en torno a la eutanasia y el derecho a una muerte digna en el Perú. Estos eventos han desencadenado discusiones sobre la ética médica, la autonomía del paciente y el papel del Estado en la regulación de decisiones tan íntimas como la terminación de la vida.
Ana Estrada, una psicóloga peruana de 47 años, se convirtió en la primera paciente en someterse a un procedimiento de eutanasia en el país después de una larga lucha legal. Padecía de polimiositis, una enfermedad rara y degenerativa, que la dejó dependiente de tratamientos invasivos y en estado de sufrimiento constante.
Su caso, marcado por la lucha por el reconocimiento de su derecho a una muerte digna, desencadenó un hito legal al obtener el respaldo de la justicia peruana para su decisión. A su vez, María Benito Orihuela, una paciente de 66 años con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), logró acceder a una muerte digna al rechazar un tratamiento de soporte vital, sentando así un precedente legal relevante para aquellos que deseen tomar decisiones similares en el futuro.
A diferencia de Ana Estrada, María no buscaba la eutanasia, sino el derecho a una muerte natural y digna sin intervenciones médicas que prolongarán su sufrimiento. En el Perú, la eutanasia no se encuentra regulada en la legislación vigente, y está penalizada según el artículo 112 del Código Penal, que considera la vida como un bien jurídico altamente protegido.
Sin embargo, estos casos han desatado una reflexión profunda sobre la necesidad de abordar el tema desde una perspectiva legal y ética que respete los derechos y deseos de los pacientes, así como los principios fundamentales de la medicina y la moralidad. En su mayoría las iglesias y denominaciones cristianas consideran que la eutanasia es un crimen que ninguna ley humana puede legitimar. Estos casos se perciben como una violación del derecho a la vida y la dignidad humana. La ayuda en el suicidio se considera incorrecta, ya que la vida se ve como un regalo divino.
El debate sobre la eutanasia y el derecho a una muerte digna continuará siendo objeto de análisis y reflexión en el Perú. mientras se busca encontrar un equilibrio entre el respeto a la autonomía individual y la protección de la vida humana.
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